viernes, 30 de enero de 2009

El feminismo de aparador

La discusión sobre el papel de la mujer en la política y el machismo, reavivada por aquella frase de Andrés Manuel López Obrador “Sería muy bueno que Mouriño, ahora que anda de afanosito, agarrándole la pierna al que se deja, políticamente hablando…” debería estar guiada sobre ejes objetivos, conducirnos a una deliberación seria, sin embargo, como todo debate en México, la simplificación y la leña política se imponen ante el interés de ventilar y resolver asuntos que afectan la vida pública.


El objetivo es golpear a López Obrador, hay que aprovechar que los “chuchos” le abren fuego amigo para acusarlo de misógino y hay que conceder espacio y micrófonos a cualquier persona dispuesta a declarar que esa frase es el pináculo del machismo.


¿En dónde están esas “feministas” cuando los organismos civiles que están dando la lucha por esclarecer los asesinatos en Ciudad Juárez han sido sistemáticamente ignorados? ¿En dónde quedó la defensa del papel de la mujer en la política mexicana cuando se le anularon los votos a Eufrosina Cruz Mendoza, candidata a presidenta municipal del municipio de Santa María Quiegolani en el estado de Oaxaca por el hecho de ser mujer?


Para esos asuntos no hay reflectores, ni entrevistas para los noticieros estelares.


Que penoso papel, el feminismo oportunista de las mujeres y hombres que defienden a Ruth Zavaleta contra López Obrador pero no defienden a Lydia Cacho en sus muchas batallas legales contra Kamel Nacif, ni movieron un dedo para evitar que el gobierno de Baja California violara los derechos de Paulina Cruz al negarle el derecho al aborto legal.


Pequemos de inocentes y no recordemos que esa frase utilizada por López Obrador se usa para mujeres y hombres por igual y no tiene connotación sexual, se usa desde la época en que el PRI era gobierno y hace alusión a las negociaciones bajo la mesa, en las que en la plática, el que propone los beneficios políticos a cambio de lo que se esté negociando toma la pierna del interlocutor mientras le habla al oído. Secreto, complicidad y confianza, sintetizados en el lenguaje corporal.


Usemos pues el argumento de los que se están rasgando las vestiduras y asumamos que la frase llevaba dedicatoria, ¿Por qué asumen que era para Ruth Zavaleta? ¿Por qué no para Carlos Navarrete o para Javier González Garza, que aceptaron públicamente que Mouriño los buscó? ¿Qué no resulta machista y misógino asumir entonces que la alusión era para ella?


Recuerdo a Joaquín López Dóriga comentando el incidente en el programa de Televisa “Tercer Grado” y diciendo que qué inteligente es Ruth Zavaleta, tomó una flecha que lanzó al aire López Obrador y se la clavó sola en el pecho.


Efectivamente, y como el asunto empezó superficial, así continúa la discusión. En esta tónica no podremos tener un debate serio al respecto, aquí el punto no es el planteamiento del problema del machismo en la cultura mexicana, ni siquiera del machismo en la política, el punto es que López Obrador es misógino, ¿a cuántos de los personajes que se han expresado sobre el asunto hemos escuchado proponiendo un debate para poner este tema en la agenda?


Debatir seriamente sobre este asunto es necesario, hablemos sobre el machismo en México. Cifras no faltan sobre el abuso físico, sexual, emocional y económico que se comete a diario contra las mujeres mexicanas. ¿Cuántos de estos abusadores serán servidores públicos?


Hablemos pues sobre el machismo en México. Tenemos ejemplos graves: Aquí las mujeres no existen” dijo Saúl Cruz Vázquez, edil de Santa María Quiegolani en Oaxaca al argumentar sobre las razones por las cuáles una mujer no puede votar o ser votada en el municipio que gobierna. Alejémonos del furor y escuchemos a las mujeres y hombres que están poniendo sobre la mesa el fondo del asunto. Oídos a Lydia Cacho, Nuestras Hijas de Regreso a Casa", Eufrosina Cruz… oídos y reflexión seria, hacen falta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario