Aquel hombre de tono pausado
de paso lento y oído cansado
el de las manos con grietas
que parecen surcos arados por bestias
Los años ya marcan su cuerpo
como marca la geografía una cañada
como esculpe sus formas el viento
y se cansa la tierra cien veces labrada
Las ganas han rendido sus armas
abdicó su lucha la tenaz rebeldía
el ímpetu ahora con la experiencia calmas
y las culpas pasadas el tiempo expía
Tus plantas en polvo convertidas
soporte de unos huesos astillados
que cuentan de las ganas abatidas
convirtiendo el trote en calmados pasos
Y te admiro viejo, admiro tu fortaleza
el ímpetu que derrota la impuesta letanía
que en tus ojos no haya rastro de dureza
y que el cansancio no se convierta en agonía
No hay comentarios:
Publicar un comentario